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Cápsula de la Semana / Capsule of the Week
¡Hola equipo!
Esta semana queremos con la serie de micro-entrenamiento: Relaciones en el el Ambiente de Trabajo
Llevemos nuestras relaciones en el trabajo al siguiente nivel. Tema de Hoy; La escucha efectiva y afectiva
No hay nada que nos haga sentir más valorados que escuchados. Más que una cortesía, la escucha es un acto de reconocimiento. Nuestro trabajo que representa un constante cumplimiento requiere de un ritmo acelerado, con agendas llenas, notificaciones y reuniones constantes, escuchar se ha vuelto un lujo… cuando debería ser el punto de partida.
Necesitamos ser más conscientes de una de las herramientas más poderosas, silenciosas y subestimadas: la escucha afectiva y efectiva.
¿Estás oyendo o estás escuchando?
La mayoría de las veces creemos estar escuchando solo porque oímos palabras. Pero no es lo mismo.
- Oír es captar sonidos.
- Escuchar es prestar atención a un universo de pensamientos y sentimientos.
Cuando escuchas de verdad, controlas la ansiedad por terminar u opinar, no se trata de corregir lo que el otro dice, sino de entender lo que el otro dice. Esto implica saber cómo está observando la situación la otra persona.
En el trabajo, muchas veces creemos que el objetivo es responder rápido o resolver con eficiencia. Pero a veces, lo que la persona necesita más allá de la solución, es comprensión.
La oficina también es un escenario emocional
Hay silencios en los pasillos que gritan más que un informe de resultados. Hay correos que parecen neutros, pero cargan frustración. Hay juntas donde lo importante no es lo que se dijo, sino lo que nadie se atrevió a mencionar.
Por eso escuchar es un arte, porque requiere leer entre líneas, sentir el contexto, mirar más allá de las palabras.
Escuchar también es ver.
¿Por qué es tan difícil escuchar bien en el trabajo?
Podría ser en parte un temor.
De abrir una conversación y no saber cómo terminará. De que escuchar al otro implique cambiar de opinión, ceder poder, flexibilizar una estructura. De que si escuchamos mucho, perdamos el valioso tiempo de trabajo.
Pero lo contrario es cierto.
Escuchar no debilita, solo humaniza. Desarrolla relaciones legítimas.
Así que tenemos que tomar una decisión, queremos tener como objetivo tener la razón, o nuestro objetivo es entender para poder responder adecuadamente.
Lo que revela la escucha en el trabajo
Escuchar revela talentos ocultos, conflictos no dichos, ideas brillantes que no se expresaron por temor. Revela emociones que afectan el rendimiento más que cualquier indicador.
Y lo más importante, nos mantiene siendo humanos.
Un equipo que se escucha, que se construye, desarrolla una cultura de mejora y confianza. Es un equipo que profundiza en la colaboración y no en la competencia. Pero lo más importante, en un equipo en donde no existe el ausentismo emocional.
Escuchar, entonces, no es solo una habilidad blanda, es una estrategia de cultura organizacional.
Tres prácticas para cultivar la escucha en tu entorno laboral
- Pausa antes de responder
No respondas por reflejo. Respira, repite lo que entendiste, y pregunta: “¿Es eso lo que quisiste decir?” - Mira el cuerpo, no solo las palabras
El tono, los gestos, las pausas. A veces el cuerpo dice lo que la boca calla. - Escucha lo que no se dijo
¿Qué tema evitó tu colaborador? ¿Qué emoción parecía asomarse pero no se nombró? Allí hay un mensaje.
Escuchar no te quita tiempo. Te ahorra problemas.
Una reunión bien escuchada previene una crisis.
Un feedback bien escuchado detona un cambio.
Un “¿cómo estás?” dicho con intención puede evitar una renuncia silenciosa.
No necesitas ser psicólogo. Solo humano.
Lo que se crea cuando se escucha
Escuchar es abrir espacio. Y cuando hay espacio, florece lo que estaba atrapado:
- Ideas nuevas
- Soluciones colaborativas
- Empatía
- Sentido de pertenencia
Es aquí donde agregamos otro ingrediente a la cultura que estamos construyendo, me refiero al compromiso. Porque cuando me escuchas, me importas. Y cuando me importas, te sigo.
Desafío de la semana
Durante esta semana, elige al menos una reunión (grupal o individual) en la que te propongas escuchar y asegurarte de que de verdad entendiste lo que hay en la mente de los demás.
No interrumpas o completes frases. Solo escucha.
Y cuando termine la conversación, hazte esta pregunta:
“¿Qué cambió en mí después de escuchar profundamente a esta persona?”
Si quieres ir más lejos, anótalo. Verás cómo escuchar también te transforma a ti.
Adrian Rojas